domingo, 9 de abril de 2017

Desde el ruedo eterno

Muere Adrián Hinojosa













 Url hacia la noticia

    Adrián Hinojosa es un pequeño soñador que ha fallecido recientemente a causa de su enfermedad, Sarcoma de Ewing, un tipo de tumor maligno. El pequeño era aficionado a la tauromaquia, y como cualquier otro niño aficionado, soñaba con ser torero. Hace unos meses Adrián sufrió una gran polémica social en la que cientos de personas lo insultaron e incluso llegaron a desearle la muerte por el hecho de cumplir su sueño. Esta individua es uno de los muchos ejemplos de los mensajes que ha recibido.


   
   
    Uno de los titulares más vergonzosos de los últimos años, lo peor es que aún despúes de su muerte, estos mensajes siguen siendo abundantes. Twitter se inunda de personas alegrándose por su muerte, celebrando que así los toros seguirán viviendo. La vida de una persona es incomparable con la de un animal, probablemente un alto porcentaje de estos antitaurinos comen carne usualmente, con la excusa de que esos animales no han muerto mientran otros aplaudían, pero de una forma u otra han muerto, y eso no lo tienen en cuenta.
    Adrián encontró algo que le hacía feliz,que hacía sus días y su enfermedad más pasajera y ante un niño feliz que no se interponga nada. No estaría mal que por un momento algunos pudieran ponerse en la piel del pequeño, y sentir que su afición era su refugio en su enfermedad. Seguramente lo empezarían a ver de otra manera.
    Sea cuál sea tu ideología, pienses lo que pienses sobre la tauromaquia, no hay derecho para que un niño de tan sólo ocho años sufra como lo ha hecho Adrián a causa de los abundantes mensajes que ha recibido. Al menos, entre todos los antitaurinos, aún quedan algunos con un poco de cabeza que saben que la gente que le desean la muerte a un niño o se alegran cuando ha ocurrido, están más enfermos que él.
    Defender la vida de los animales es algo digno de aplaudir, pero siempre y cuándo se sepa que anteponer a eso, y en este caso, la vida del pequeño Adrián era más valiosa que todos los toros del mundo juntos.
   Adrían supo perdonar todos los vergonzosos mensajes que recibió y pudo vivir sus últimos meses en paz. Las puertas del cielo se han abierto ante este pequeño, que murió siendo un ejemplo más de superación.